El rosa, como tinte, no se encuentra en la naturaleza, lo que ha supuesto desde el inicio de los tiempo un problema a la hora de desarrollar tejidos en ese color. La dificultad para encontrar tintes adecuados lo convirtió en una marca social, reservado a las clases nobles, algo que no cambió demasiado a partir del descubrimiento de la cochinilla como método para teñir. Los envíos desde América encarecían tanto el producto que el rosa en el vestuario solo comienza a ser habitual a finales del siglo XVIII, cuando se desarrollan los tintes químicos.
UNA HISTORIA DEL ROSA, EL COLOR DEL MOMENTO

Pantone, exposiciones en el Fashion Institute Technology y el Museo del Traje de Madrid y varios libros recientemente editados coinciden a la hora de elegir el color del momento; el rosa.
Comprendido como un derivado del rojo, durante mucho tiempo fue un símbolo de hombría, aunque durante el siglo XIX y comienzos del XX el hombre se apartó por completo del color. Es entonces cuando el rosa comienza a tomar nuevos significados, es usado por las tropas de Hitler para identificar a homosexuales, pero también los afroamericanos lo utilizaban como un símbolo de identidad frente a los oscuros tonos impuestos por la sociedad dominante.

El vestido de Mamie Eisenhower en la investidura de su esposo como 34º presidente de Estados Unidos en 1953 convirtió el rosa definitivamente en el color de la feminidad. La familia Eisenhower se veía obligada a trasladarse constantemente de casa siguiendo la carrera militar del que luego sería presidente. Mamie Eisenhower conseguía que cada una de sus 28 casas fuera su hogar vistiéndolo de rosa, algo que hizo incluso en la Casa Blanca.
Imitada en millones de hogares norteamericanos, se acuñó un término para un tono concreto del rosa, Mamie Pink y la Casa Blanca se convirtió en el Palacio Rosa. Cuando en 2014 Hillary Clinton apareció en la portada de People vestida de rosa era un guiño a Mamie Eisenhower, pero esta vez Hillary se proponía como presidenta, no como primera dama.

Los bebés, que hasta bien entrado el siglo XX vestían telas sin teñir, comenzaron a usar azul y rosa indistintamente a medida que se desarrollaba la tecnología para los tintes, y no fue hasta más tarde comenzaron a distinguirse por géneros. El rosa se asocia a la feminidad de Mamie Eisenhower en los tonos más apagados y se convierte en el color de las niñas, pero se vuelve de moda en los tonos más brillantes.
Ocupa un lugar importante en Funny Face (Una cara con ángel tal y como se estrenó en España), un musical que en algunos sentidos podría considerarse el precursor de los actuales Fashion Shows. Un fotógrafo encarnado por Fred Astaire descubre a una joven modelo interpretada por Audrey Hepburn, que en su vida real llegó a casarse con un vestido rosa de Givenchy.
La moda se hace rosa y se expande desde los diseños de Saint Laurent o Balenciaga hasta los productos más baratos en pleno boom del plástico. En una década el rosa pasaba de la alta costura a los productos de un solo uso y de ahí al Punk, que volvía a cambiar el significado de un símbolo conocido por todos.

Funcionó del mismo e impactante modo en el hip hop, que coqueteó con el rosa como subversión hasta la aparición de Cam´ron con un abrigo de pelo rosa en la Mercedes Fashion Week 2003. Adoptado en los looks preppys y en la imagen de Andre 3000, Pharrell o Tyler The Creator, se mantiene como color con significado propio.
En 2019 Pantone ha elegido como color del año un tono que se sitúa entre el rosa y el rojo, 16-1546 Living Coral. Con la actividad de uno y la intimidad del otro. Optimista, sociable y lleno de vida, Living Coral apuesta por la interacción animada en un entorno natural, representa lo que Pantone plantea como la fusión perfecta de la vida moderna.
